Durante varias décadas a finales del siglo XIX y principios del XX, la capital de Austria, Viena, fue la metrópolis más moderna de Europa, un caldo de cultivo de talento y creatividad donde se dialogaba de qué forma debían vivir los seres humanos y cómo mejorar sus condiciones con la ayuda de la ciencia, la tecnología, la cultura y el arte. Antes de que la I Guerra Mundial rompiera la bonanza y la creatividad, la marca Viena era una referencia de alcance mundial.  La exposición Wege der Moderne: Josef Hoffmann, Adolf Loos und die Folgen (Los caminos hacia el modernismo: Josef Hoffmann, Adolf Loos y su impacto) presenta y compara a las dos figuras más relevantes e influyentes de la arquitectura y el diseño de la época. Nacidos en el mismo año, 1870; en la misma zona, Moravia, que ahora es parte de la República Checa, y alumnos de la misma escuela de Artes y Oficios, la de Brno, ambos influyeron de tal manera en la vida cotidiana que los efectos de sus obras llegan hasta nuestros días —Looss, el más intelectual, redactó en 1908 el visionario ensayo Ornament und Verbrechen (Ornamento y delito) delcarando una estética que prescinde del adorno («como el ornamento ya no está unido orgánicamente a nuestra cultura, tampoco es ya la expresión de ésta») para centrarse en la funcionalidad.

Fuente: 20minutos